1. Los comienzos
El 31 de diciembre de 1939 en la Sala Dorada de la Musikverein
de Viena se celebró un Außerordentliches Konzert (Concierto
extraordinario) de la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Clemens Krauss
en el que se interpretaron exclusivamente obras de Johann Strauss, hijo. Este
concierto finalizó con la festiva obertura de la opereta El murciélago.
Había nacido el Concierto de Año Nuevo.
Alguna vez he leído que este concierto surgió como una especie de
intento de salvaguardar la esencia austriaca después de la anexión de la
Alemania nazi ocurrida el año anterior. Lamento tener que decir que esto es
únicamente propaganda para limpiar la imagen. La realidad es que la Orquesta Filarmónica de Viena se ofreció como “el más bello regalo de las
provincias orientales al Reich” y Clemens Krauss su director había sustituído en
1935 a Hans Knappertsbusch al frente de la Ópera de Baviera cuando éste fue
destituído por motivos políticos, esto no hace pensar que hubiera mucho ánimo
para reivindicar nada. Lo cierto es que este “concierto extraordinario” se
realizó dentro del programa para recaudar fondos para la organización nazi Winterhilfswerk recién iniciada
Segunda Guerra Mundial. En este enlace de la Biblioteca Nacional de Austria, se puede ver la página original del periódico Wiener Neueste Nachrichten, del 22 de diciembre de 1939, en la que se anuncia el concierto. Es la última noticia, abajo a la izquierda.
El segundo concierto se celebró ya el 1 de enero de 1941 y tomó el
nombre por el que es mundialmente conocido Neujahrskonzert der Wiener
Philharmoniker (Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena).
Clemens Krauss hacia 1915 |
Krauss siguió al frente del concierto hasta 1945, año en que se le
prohibió dirigir por parte de las autoridades aliadas dentro del proceso de
desnazificación al que fue sometido.
Los años 1946 y 1947 el concierto fue dirigido por el eminente
mozartiano Josef Krips. A partir de 1948 Krauss volvió al podio hasta 1954, año
de su repentino fallecimiento en México.
De Krauss existen grabaciones de estudio basadas en el Concierto de
Año Nuevo, que son una de las mejores aproximaciones a este tipo de música
que han sido registradas.
Johann Strauss II, Voces de primavera, vals.
Orquesta Filármónica de Viena. Director, Clemens Krauss (1950)
2. La era Boskovsky
A partir de 1955 la responsabilidad de la dirección del Concierto de
Año Nuevo recayó en Willi Boskovsky, el concertino de la orquesta. De este año
hasta su retirada en 1979, Boskovsky dotó al concierto de un sabor más cercano
al baile popular y no tan dado a ciertos excesos sinfónicos que no
suelen sentar especialmente bien al tipo de música que suena en el
concierto.
En 1958 Boskovsky introdujo la tradición que se ha mantenido hasta hoy
de finalizar con el vals En el bello Danubio azul de Johann Strauss
hijo, seguido por la interpretación de la Marcha de Radetzky de Johann
Strauss padre, que como todo el mundo sabe, es acompañada por las palmas del
público.
Boskovsky fue ampliando el repertorio que pasó de estar compuesto
exclusivamente por obras de la dinastía Strauss, a nombres como Lanner,
Hemmelsberger, Suppé, Ziehrer, etc.
A partir de 1959 el concierto empezó a ser retransmitido por televisión,
primero por la ORF (Radiotelevisión austriaca) y más tarde por Eurovisión.
Desde 1969 la retransmisión es en color.
De Boskovsky existen multitud de grabaciones recopiladas por DECCA, no
existía aún la costumbre, o mejor dicho negocio, de editar el concierto en
disco todos los años. El concierto de 1979 si está editado en CD y es una muy
buena aproximación para conocer este concierto antes de la época del
mercantilismo que es hoy, lamentablemente, una de sus señas de identidad.
Johann Strauss II, Sin preocupaciones, polka rápida.
Orquesta Filarmónica de Viena. Director, Willi Boskovsky (1974)
3. Lorin Maazel
La jubilación de Willi Boskovsky coincidió con la llegada a la
dirección de la Ópera Estatal de Viena del norteamericano Lorin Maazel.
Siguiendo un criterio lógico Maazel se hizo cargo de la dirección del Concierto
de Año Nuevo. Maazel lo dirigió desde 1980 hasta 1986, sin un especial
brillo, pero que se recuerda con cariño y una cierta añoranza, visto lo que
tenemos en algunas ediciones como las dirigidas por Welser-Möst..
En esta época empezó a editarse el concierto en disco todos los años. También
comenzaron las apariciones del Ballet de la Ópera Estatal de Viena, primero
sincronizadas y más tarde en directo.
Johann Strauss II, Marcha Egipcia.
Orquesta Filarmónica de Viena. Director, Lorin Maazel (1986)
4. Los Directores Invitados
A partir de 1987 cambió la política en la designación del director del Concierto
de Año Nuevo. Un director de renombre cada año asegura más interés y más
ventas de los discos y de los audiovisuales, desde la generalización del DVD.
En 1987 el honor recayó, como casi no podía ser de otra manera, en
Herbert von Karajan, que realizó un magnífico concierto, el mejor desde la era
Boskovsky.
Le siguieron Claudio Abbado (1988, 1991), Carlos Kleiber (1989, 1992),
Zubin Metha (1990, 1995, 1998, 2007 y 2015), Riccardo Muti (1993, 1997, 2000 y 2004) y
Lorin Maazel (1994, 1996, 1999 y 2005). Estos cinco maestros cerraron el siglo
XX, alguno ha repetido en el XXI. Lo más destacable fue el extraordinario
Carlos Kleiber, creo que junto a Clemens Krauss, lo mejor en esta larga serie de
conciertos. Su concierto de 1992 año en el que se cumplía el 150º aniversario
de la fundación de la Orquesta Filarmónica de Viena es de conocimiento
obligado.
Johann Strauss II, En el bello Danubio Azul, vals.
Orquesta Filarmónica de Viena. Director, Carlos Kleiber (1992)
Con el nuevo siglo llegaron Nikolaus Harnoncourt (2001, 2003), Seiji
Ozawa (2002), Mariss Jansons (2006, 2012), Georges Prêtre (2008, 2010), Daniel
Barenboim (2009 y 2014) y Franz Welser-Möst (2011, 2013). Sólo leyendo los nombres se ve
que el criterio elegido es el de la venta de CD y no el artístico. Directores
tan importantes como el letón Mariss Jansons están fuera de su elemento en este
concierto. Lo mejor ha sido el siempre sorprendente Nikolaus Harnoncourt y el
muy idiómatico Georges Prêtre. Lo peor Franz Welser-Möst que superó, para mal, en 2013 su sosa
prestación de 2011.
El año 2005, en señal de duelo por las víctimas del terremoto en el
sudeste de Asia, el concierto dirigido por Lorin Maazel finalizó con el Danubio
azul sin interpretarse la Marcha de Radetzky.
Para el año 2016 está previsto que vuelva Mariss Jansons.
5. El futuro
Casi todas las orquestas hacen sus conciertos festivos en algún momento del año. Se elige música adecuada y se celebra la entrada del nuevo
año, o la llegada de las vacaciones. Esto no tiene nada de malo, es un momento de fiesta y no tiene mayor trascendencia. El problema del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena es otro. Olvidémonos de sus oscuros orígenes. Hasta 1980 el concierto vienés era eso, un concierto festivo. La orquesta celebraba con su público la entrada del nuevo año. Dirigía Willi Boskovsky, el concertino de la orquesta, hombre que conocía el repertorio de los Strauss y que lo llevaba en la sangre. Se hacía algún chiste, sin pasarse, en el concierto y después todos a ver los saltos de esquí.
Viena hubiera podido seguir este camino, pero vio que si cambiaba el director en cada concierto, podía vender muchos más discos, el criterio comercial mató la esencia del concierto, hasta llegar al bodrio globalizado de algunas ediciones. No sé a quién le puede interesar tener la enésima versión de Zubin Mehta, director que se defiende muy bien en todos los repertorios, pero que está lejos de tener ese algo que Boskovsky, Kleiber o Krauss sabían dar a esta música.
Con la tremenda crisis del mercado de la música no tardará en llegar el día en que las ventas caigan definitivamente por saturación. Ese día habrá muerto el Concierto de Año Nuevo y su lujo acartonado, al menos como lo conocemos hoy. Su epitafio hablará de que murió de éxito. Sólo falta saber la fecha.
Gracias por esta magnifica aportación de la historia del concierto de Año Nuevo enViena.
ResponderEliminarGracias a ti. Un saludo.
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