martes, 13 de mayo de 2014

Gustav Mahler: De los "funerales" a la "resurrección"


Gustav Mahler, joven director de orquesta de veintinueve años acaba de estrenar su Primera Sinfonía en Budapest, ciudad en la que es director musical del Teatro de la Ópera. Ya está pensando en su siguiente proyecto compositivo, de hecho ya lo ha iniciado. Esta vez es un poema sinfónico. Finalizada la orquestación, está listo para estrenarse. Pero los planes de Mahler van a torcerse. El poema sinfónico se titula Totenfeier, que podríamos traducir como Ceremonia fúnebre, o simplemente Funerales.

Gustav Mahler por Emil Orlik (1902)

En 1891, Mahler deja Budapest, para ocupar el puesto de Primer Kapellmeister en la Ópera de Hamburgo. En la ciudad hanseática Mahler conoció a Hans von Bülow, director en aquel momento de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Hans von Bülow era quizá el primer gran director profesional de la historia. Su carrera como director había superado ampliamente a su tarea como compositor. Era además el más famoso de su gremio. Se había formado con Richard Wagner y había estrenado Tristan e Isolda y Los maestros cantores de Núremberg. En lo personal no le había ido tan bien, su mujer Cosima, le había dejado para casarse con Richard Wagner.

Hans von Bülow
El joven director y la estrella de la dirección trabaron una cierta amistad. Bülow siempre tuvo al joven Mahler en consideración. Animado por esa buena relación colegial, Mahler decidió presentarle su poema sinfónico. Bülow accedió a escuchar la obra, interpretada al piano por Gustav Mahler. Al finalizar, la opinión de Bülow no pudo ser más desalentadora: si esto es música entonces, no entiendo nada de música. Para continuar diciendo que "Totenfeier" hacía que "Tristan e Isolda" sonase como una partitura de Haydn.

Escuchemos esas terribles disonancias que Mahler presentó a Bülow en interpretación de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt dirigida por Paavo Järvi.




Un juicio tan desfavorable como el de Bülow, que en su momento fue icono de la modernidad, hubiera hecho desistir a, casi, cualquier compositor que estuviese dando sus primeros pasos. Pero claro, Mahler, no era de los que se amedrentan fácilmente, creía en su obra e iba a seguir trabajando en ella.

Sin embargo, la reunión con Bülow, hizo reflexionar a Mahler. La obra así estaba incompleta. Iba a comenzar a trabajar en una nueva sinfonía, Funerales iba a ser el primer movimiento.

En 1893 Mahler compone los movimientos segundo y tercero. El segundo será un movimiento danzable, lento, el típico scherzo que ocupa habitualmente el tercer lugar en una sinfonía. En este caso Mahler es más arcaizante y se va a un menuetto de la época clásica de la sinfonía. Es un movimiento apacible e idílico. Mahler lo denominará Andante moderato.

A este movimiento seguirá un scherzo típicamente mahleriano, con sus buenas dosis de ironía. En este movimiento el tema principal lo toma Mahler de su lied Des Antonius der Padua Fischpredigt (El sermón de San Antonio de Padua a los peces). Este lied de la colección Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico del niño), es una irónica crítica a la naturaleza humana. San Antonio predica a los peces y estos están encantados de escucharle, nunca han oído nada igual, pero al final el sermón se olvida y todos siguen actuando como con los mismos defectos de siempre. Die Predigt hat g'fallen. Sie bleiben wie alle (El sermón ha gustado. pero todos permanecen igual), finaliza el lied. Mahler denominó In ruhig fließender Bewegung (En tranquilo fluido movimiento) a esta tercera parte de su sinfonía.

Escuchemos a Thomas Hampson predicando a los peces acompañado por el conjunto Wiener Virtuosen.





Para el cuarto movimiento Mahler recurrió directamente a un lied. Volvió a la colección Des Knaben Wunderhorn y eligió el poema Urlicht (Luz primegenia) al que había puesto música en 1892. En este caso Mahler realizará una orquestación del lied, que debe funcionar como movimiento lento antes del finale. Lo denominará Sehr feierlich aber schlicht. Nicht schleppen (Muy majestuoso, pero austero. Sin arrastrarse). Este movimiento está confiado a la voz de contralto.



Urlicht

O Röschen rot!                                                     
Der Mensch liegt in größter Not!
Der Mensch liegt in größter Pein!                      
Je lieber möcht ich im Himmel sein.              
Da kam ich auf einen breiten Weg;                                  
da kam ein Engelein und wollt' mich abweisen.
Ach nein! Ich ließ mich nicht abweisen!
Ich bin von Gott und will wieder zu Gott!
Der liebe Gott wird mir ein Lichten geben,
wird leuchten mir bis an das ewig selig Leben!

Des Knaben Wunderhorn

Luz primigenia

¡Oh, rosita roja!
¡La humanidad está en la mayor necesidad!
¡La humanidad está en la mayor pena!
Querría estar en el cielo.
Venía por un ancho camino;
Vino un angelito y quiso hacerme renunciar.
¡Oh, no! ¡No  renuncié!
¡Vengo de Dios y regresaré a Dios!
El buen Dios me dará una lucecita,
¡me iluminará hasta la bienaventurada vida eterna! 

El cuerno mágico del niño


Escuchemos de nuevo a Thomas Hampson en la versión pianística de Urlicht, acompañado por Geoffrey Parsons.




Mahler ya ha utilizado dos lieder de la colección Des Knaben Wunderhorn en esta sinfonía, estamos pues ante una de las Sinfonías Wunderhorn, que junto a Tercera y Cuarta formará una especie de subciclo en el que Mahler toma lieder de esta colección para desarrollar uno o varios movimientos. Dentro de las Sinfonías Wunderhorn, podemos incluir también a la Primera que, aunque se basa en los Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones del camarada errante) escritos por el propio Mahler, tiene una gran cercanía estilística en todos los sentidos.

Parece que empezamos a intuir la estructura de la sinfonía. El héroe sinfónico creado por Mahler ha muerto. Se celebran los ritos funerarios. Se recuerdan los momentos felices y aquellos es que la vida tiene mucho de burla y de ironía. Finalmente se nos enseña el camino de la eternidad, pero desde una visión casi infantil. No es una rosa roja, como suele traducirse, es una rosita, tampoco viene un ángel, es un angelito y Dios no muestra la luz, sino una lucecita. El que esta mezcla de la muerte y lo infantil que tanto se da en los Wunderhorn calara tan profundamente en Gustav Mahler tiene su origen en la experiencia del niño Gustav, que iba a ver morir a seis de sus doce hermanos más jóvenes, su hermano mayor también falleció siendo niño. Estas terribles, pero cotidianas experiencias en aquel tiempo, iban a marcar para siempre el carácter de nuestro genial compositor.

Pero... la sinfonía no está completa, no puede acabar con este bellísimo pero austero movimiento. Hace falta un finale. Pero el finale no quiere aparecer, Mahler no tiene decidido como acabar la sinfonía.

La noticia llega a Hamburgo. El 12 de febrero de 1894 ha fallecido en El Cairo Hans von Bülow. Bülow con crecientes problemas de salud había marchado a Egipto en busca de un clima más seco. Finalmente su debilitada salud no resiste más.

Se realizan los trámites para repatriar los restos mortales de Hans von Bülow. La última morada del director será el Cementerio Principal de Ohlsdorf en Hamburgo. El 29 de marzo de 1894 tiene lugar el funeral en la iglesia de San Miguel de Hamburgo.

Entre los asistentes al oficio religioso se encuentra Gustav Mahler que quiere dar el último adiós a su colega. El momento más impresionante del oficio llega cuando con todos los asistentes puestos en pie se cantó el himno de Friedrich Gottlieb Klopstock (1724 - 1803) Die Auferstehung (La resurrección). 

En ese momento por la cabeza de Mahler debió pasar algo asi:





Mahler había encontrado la inspiración para el final de la sinfonía. La obra iba a acabar con el poema de Klopstock y el héroe sinfónico iba a volver a vencer, como ya hiciera en el final de la Primera Sinfonía, pero esta vez iba a vencer a la muerte.

 
Die Auferstehung

Chor, Sopran
Auferstehn, ja auferstehn wirst du,
mein Staub, nach kurzer Ruhn'!
Unsterblich Leben
wird, der dich rief, dir geben!

Wieder aufzublühn wirst du gesät!
Der Herr der Ernte geht
und sammelt Garben
uns ein, die starben!

Alt
O glaube, mein Herz, o glaube:
Es geht dir nichts verloren!
Dein ist, ja dein, was du gesehnt!
Dein, was du geliebt, was du gestritten!

Sopran
O glaube: Du wardst nicht umsonst geboren!
Hast nicht umsonst gelebt, gelitten!

Chor
Was entstanden ist, das muß vergehen!
Was vergangen, auferstehen!

Chor, Alt
Hör auf zu beben!
Bereite dich zu leben!

Sopran, Alt
O Schmerz! Du Alldurchdringer!
Dir bin ich entrungen!
O Tod! Du allbezeinger!
Nun bist du bezwungen!

Chor
Mit Flügeln, die ich mir errungen,
in heißem Liebesstreben,
werd' ich entschweben
zum Licht, zu dem kein Aug' gedrungen!
Sterben werd' ich, um zu leben!

Chor, Sopran, Alt
Auferstehn, ja auferstehn wirst du,
mein Herz, in einem Nu!
Was du geschlagen,
zu Gott wird es dich tragen!

Friedrich Gottlieb Klopstock/Gustav Mahler

La resurrección

Coro, Soprano
¡Resucitarás, si tu resucitarás,
polvo mío, tras breve reposo!
¡La vida inmortal
te dará quien te llamó!

¡Para volver a florecer fuiste sembrado!
El señor de la cosecha va
y recoge 
¡a los que murieron!

Contralto
Oh cree, corazón mío, cree:
¡Nada de ti se ha perdido!
¡Tuyo es, sí tuyo, lo que anhelabas!
¡Tuyo, lo que amaste, por lo que luchaste!

Soprano
Oh cree: ¡no has nacido en vano!
No has vivido en vano. ¡Ni sufrido!

Coro
Lo que ha nacido, ¡debe morir!
Lo que ha perecido, ¡resucitará!

Coro, Contralto
¡Deja de temblar!
¡Prepárate para vivir!

Soprano, Contralto
¡Oh dolor! ¡que todo lo traspasas!
¡He escapado de ti!
¡Oh muerte! ¡Tú, que a todos sometes!
¡Ahora has sido sometida!

Coro
Con las alas que he conseguido,
en ardiente afán de amor,
¡volaré
hacia la luz, la que ningún ojo ha penetrado!
¡Moriré, para vivir!

Coro, Soprano, Contralto
¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,
¡te llevará ante Dios!

Friedrich Gottlieb Klopstock/Gustav Mahler


Mahler se puso a trabajar en este último movimiento. Im Tempo des Scherzos iba a ser su nombre. Lo primero que hizo nuestro compositor fue tomar las dos primeras estrofas del poema de Klopstock y modificarlas para el sentido que quería dar al final de su obra, para ello añadió numerosas exclamaciones que resaltaran los sentimientos que quería transmitir. 

El movimiento se inicia con un violento tutti orquestal, que poco a poco se va relajando. Aparece el motivo de la resurrección, Mahler desarrolla este tema. Hay hacia la mitad del movimiento un tempo de marcha y cuando finaliza suenan los metales como de diferentes puntos espaciales. Der große Appell, la gran llamada escribirá Mahler, haciendo referencia al pasaje bíblico: La trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles (Corintios, 15:52). A partir de este momento la voz humana tomará el protagonismo, con el coro y las dos solistas, soprano y contralto.

Mucho se ha hablado de la influencia de la Novena Sinfonía de Beethoven, en la Segunda Sinfonía de Mahler y es cierto, son dos sinfonías que acaban con la participación del coro y en ambas, el coro lo hace al final del último movimiento, cuando la orquesta ha presentado los principales temas. En el resto, las dos obras tienen estructuras muy diferentes. 

Sin embargo, hay una influencia mucho más importante. En julio de 1883 un jovencísimo Mahler asitió a una representación del Festival de Bayreuth. Ese año, hubo una sola obra en cartel, Parsifal. La reacción de Mahler tras esta representación fue según manifestó a su amigo Fritz Löhr: supe que se me había revelado lo más grande, lo más doliente, y que lo llevaría conmigo, inviolado, toda mi vida

Esa profunda emoción, se iba a reflejar unos años más tarde en el final de la Segunda Sinfonía. Toda la escritura coral del último movimiento intenta representar la espacialidad de la escena del Grial del primer acto de Parsifal. Mahler llega incluso a hacer sonar el Amén de Dresde que Wagner utilizó para componer el motivo del Grial, al final del cataclismo orquestal que inicia el último movimiento. Al final, el héroe acaba venciendo nuevamente, será así hasta la Sexta Sinfonía, pero eso es otra historia.
 
Escuchemos pues la Sinfonía n° 2 en do menor "Resurrección" de Gustav Mahler, con Ricarda Merbeth, soprano, Bernarda Fink, mezzosoprano, el Coro de la Radio de los Países Bajos preparado por Celso Antunes y la Real Orquesta del Concertgebow de Ámsterdam, todos bajo la dirección de Mariss Jansons.








No hay comentarios:

Publicar un comentario